Deisy Buitrago | Agencia Reuters
El Gobierno se vio forzado a recurrir a un grupo de observadores de países aliados para supervisar las polémicas elecciones presidenciales de hoy, cuestionadas por la oposición y gran parte de la comunidad internacional. El gobierno de izquierda de Maduro, que muy probablemente gane la reelección para gobernar por otros seis años, invitó a Naciones Unidas y otras instancias internacionales a enviar veedores, pero la ONU opina que no hay condiciones para garantizar un proceso democrático.
Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y varios países de Latinoamérica dijeron que no reconocerán los resultados de las urnas bajo el argumento de que no son comicios transparentes ni justos en parte porque los principales líderes opositores no pudieron postularse debido a barreras legales. “Quien diga antes de haber vivido las elecciones del domingo que no hay condiciones, o es un adivino o tiene un prejuicio”, dijo el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que suele asistir a procesos electorales de Venezuela.
Maduro y sus funcionarios han repetido varias veces que Venezuela tiene uno de los sistemas electorales más limpios, transparentes y eficientes del mundo. La coalición opositora de Venezuela, más debilitada y fracturada luego de que el disidente Henri Falcón lanzara su candidatura a los comicios, está boicoteando la elección asegurando que representa una farsa que busca legitimar una “dictadura” y llamó a la abstención.
De acuerdo con las autoridades, asistirán 14 comisiones electorales de Angola, Etiopía, Malí, Mozambique, Palestina, República Dominicana, Rusia, Sudáfrica y Suriname. Todos esas naciones son lideradas por gobiernos socialistas o de centroizquierda amigos de Venezuela, un país que sufre una profunda crisis económica, hiperinflación y escasez crónica de productos. La situación ha empujado a más de un millón de venezolanos a emigrar en los últimos años.